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He aquí una historia de éxito que lleva dejando su huella en el mundo del calzado deportivo desde finales del siglo pasado, y ha llegado para quedarse. Es una historia de éxito que no se ha logrado a pequeños pasos, sino que ha sido un gran éxito entre los fans de la famosa marca con la coma desde el principio. Populares sin ser descaradas, estas zapatillas son tan capaces de enfrentarse al asfalto de la ciudad como a los caminos de hierba y las pendientes de la media montaña. Así de universales son.
Si en un principio su diseñador quiso darles el aspecto de los trenes de alta velocidad que surcan Japón, fue tanto por la metáfora de la velocidad como por razones estéticas. Además, al incluir el famoso logotipo en forma de coma entre la suela y la parte superior del empeine, el diseñador ha dibujado una serie de olas, recordando el flujo y reflujo del mar, como una segunda alegoría dedicada al movimiento perpetuo que conocen los deportistas: entrenar, volver a entrenar, volver a entrenar. Y volver a hacerlo al día siguiente.
Cuando se trata de comodidad, las zapatillas Air Max 97 están lejos de faltar. Con suelas construidas alrededor de numerosas, aunque diminutas, burbujas de aire, presumen de un efecto estimulante en cada carrera. La energía gastada durante cada paso se refleja para un mejor rebote. Menos fatiga, menos choques, para una mayor facilidad de movimiento.